Colaboraciones, Da qué pensar

«El arte de la apariencia»

La moda: ese gran desconocido para algunos, esa forma de vida para otros. Hay quién la tacha de frívola, de superficial… juzgarla por un concepto sin llegar al análisis del porqué  es un error.

Henry Fielding, dramaturgo, considerado uno de los creadores  de la tradición novelística inglesa decía: “la moda es la ciencia de la apariencia,  que inspira a uno el deseo de parecer más que de ser”.

Surge el deseo de aparentar, de trasmitir a los demás lo que queremos que piensen de nosotros sin dejarles ver el “yo real”. Es un método de distracción que evade de lo realmente importante. ¿Por qué tenemos esa necesidad? ¿Siempre fue así o algo desencadenó este modelo de conducta?

Quizá la necesidad venga de la inseguridad y la proyectamos dando una imagen creada por nosotros mismos, con la que nos sintamos a gusto, aunque de manera consciente sabemos que no es auténtico.

Buscando reminiscencias del pasado ya se hace alusión a la apariencia. En los señoríos ya había familias con apelativos aristocráticos en posesión de grandes parcelas de tierra qué sólo tenían eso, tierras, un buen apellido, un traje confeccionado a medida y el estómago vacío. Seguramente se os vino a la mente la palabra hipocresía, pero llevándolo a la vida moderna esto sigue pasando hoy. No llegas a fin de mes pero te las ingenias para comprarte unas Air Max edición limitada.

Las redes sociales son un claro ejemplo del querer ser y olvidarse de lo que uno es. Por lo que puedo observar día a día, nadie sube una foto quitándose las caquillas de los pies o vomitando después de una noche de desenfreno. Y eso también está ahí, forma parte de nosotros, pero sólo mostramos lo que queremos que otros vean de uno mismo: crear un perfil ficticio de una persona real.

Todo el mundo parece vivir en la plenitud de su vida: están de viaje cada dos por tres, son parejas perfectas, cocinan de puta madre y salen maquillados y peinados de la cama. Hasta aquí todo maravilloso, ¡de película! Ahora vamos a la realidad: ¿Qué hay de tras de estas máscaras?, ¿qué concepto hemos creado para que  se vea como algo socialmente aceptado?

Todo ser humano juzga sin premeditación la apariencia física y la indumentaria. Lo hacemos inconscientemente y creo que no deberíamos sentirnos culpables por ello. Tenemos ojos, vemos, analizamos y juzgamos.

Se puede juzgar un plato por su presentación, una obra de arte por su aspecto o un país por su cultura. Pero, ¿qué ocurre cuando hablamos de personas? Aquí es donde debemos ser meticulosos.

Conformar una opinión sobre el aspecto de una persona  es peligroso, ya que no estás viendo al sujeto de una forma genérica, no sabes que llevaba puesto ayer, ni qué momento de su vida está atravesando. Sólo le estás viendo hoy por un corto espacio de tiempo.

Los detalles son la clave, la indumentaria nos habla de las personas, de sus gustos, de su implicación con su aspecto o de su no implicación. Todos estos rasgos son característicos y determinantes. Probablemente, una persona que lleve las uñas cuidadas o lleve la chaqueta colgada del bolso doblada para formar las menos arrugas posibles, sea una persona cuidadosa  y ordenada. También nos está dando una pista sobre cómo puede ser en su vida íntima. Quizá sea detallista, seguramente cuadriculada. Todo se convierte en una duda, pero en ese momento es una verdad y una evidencia para nuestros ojos.

Nadie se define a sí mismo como realmente es, pocos son los afortunados de conocerse a sí mismos por completo y de ser objetivos con lo que son.

Y  a los que nos gusta juzgar, no tenemos la capacidad suficiente para conocer a las personas a tal profundidad como para hacer un análisis práctico de cómo es ese individuo. Esto no está en manos de nadie: ni en las de nosotros mismos, ni en las de los demás.

Autora: Alejandra Pérez García. Diseñadora y estilista. Amante de la tragicomedia y las causas perdidas.

 

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Un comentario en “Colaboraciones

  1. LORENA ARNAU dijo:

    Gracias, amante de la tragicomedia y casos perdidos, por contar la realidad de querer aparentar más y juzgar por la apriencia, de ahí la necesidad existente en la humanidad de querer aparentar más, ya que a priori se juzga por la primera impresión.

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